Hoy hace 100 años en la Antártida…

Ya hemos sobrepasado el último de los almacenes, el de 82ºS. Lo alcanzamos a la mañana siguiente de escribir mi última crónica. Amundsen no pudo disimular su entusiasmo al localizarlo a poca distancia. Incluso él, tan poco dado a las declaraciones, comentó en tono triunfal para nuestros lectores que “es el puesto más avanzado de la civilización… ahora, la victoria parece medio conseguida”.

El almacén de 82ºS. Desde allí todo es territorio desconocido.

A partir de ese punto todo es territorio completamente desconocido. Así dicho puede sonar muy épico, pero tiene sus inconvenientes. En la Antártida, en cuanto uno se aleja de la costa, no hay nada con lo que alimentarse por lo que hay que llevar todo con uno mismo, incluido el combustible para fundir hielo y poder beber agua. Aparte de los peligros, esa es la gran dificultad de esta larga marcha: tener que acarrear provisiones para poder recorrer más de 2.500 kilómetros entre la ida y la vuelta.

Por ese motivo en cuanto desembarcamos el verano pasado en la Antártida comenzamos los viajes para establecer los almacenes a 80º, 81º y 82ºS y poder disponer ahora, en el viaje al Polo Sur, con un número elevado de provisiones que no hemos tenido que transportar. A partir de aquí toda esa ventaja ha terminado: ahora vamos a tener que llevar con nosotros todos los víveres y suministros para llegar al Polo y regresar hasta este punto.

Por eso, Amundsen ha decidido seguir estableciendo almacenes con provisiones para el regreso cada grado de latitud, es decir, cada poco más de cien kilómetros. Mañana por la tarde esperamos llegar a 83ºS y establecer allí un almacén, con lo que la carga de los trineos se reducirá. También ha decidido acelerar la marcha pasando a casi 40 km diarios. Todos están de acuerdo ya que los perros están fuertes y así reduciremos los días de viaje y, por lo tanto, ahorraremos comida. Y eso significa llevar algo menos de peso.

Al acampar hemos visto, en dirección suroeste, un tipo de nubes que suelen formarse sobre las montañas. De ser así, estamos ante la prolongación de la cadena montañosa que tuvo que remontar Shackleton hace unos años en su intento para llegar al Polo Sur. Si esa cadena montañosa nos cierra el paso, nuestra tranquila marcha sobre la Barrera tendrá los días contados.

Una historia épica que narra e ilustra la fortaleza del ser humano por alcanzar lo que muchas veces parece imposible…