"When Björk met Attenborough", un documental donde se unen naturaleza, música y tecnología

Para Björk, la música y la naturaleza son casi lo mismo. Sus primeros recuerdos sobre la relación entre estos dos conceptos son de la niñez, cuando caminaba 40 minutos de ida y otros de vuelta a la escuela, en medio del paisaje islandés. Para acompañar ese viaje, la pequeña cantaba. Así lo explica en el documental de Channel 4 "When Björk met Attenborough", una obra recién estrenada en la que, por primera vez, la cantante tiene conversaciones sobre cómo se unen la naturaleza, la música y la tecnología, con el científico David Attenborough, uno de los divulgadores naturalistas más conocidos de la televisión en habla inglesa.
Pero esto subyace en un contexto aún más amplio. Los diálogos entre ambos suceden en medio de las últimas preparaciones para la gira mundial de 3 años de Biophilia, el séptimo disco de Björk publicado en 2011, con el que quiso mostrar "el sonido del sonido y celebrar cómo éste funciona en la naturaleza", asegura la cantante en el registro.
La música, la naturaleza y la tecnología se encuentran unidas en esta placa y así lo demuestra el documental. La ciencia del sonido - y su naturalidad- se demuestran por ejemplo en el llamado de los animales. Según Attenborough, quien asegura que el canto precede al habla y al lenguaje oral, "cuando más bello es el ave, más simple es su sonido". Algo que muchos han asegurado a lo largo de la historia de la música popular.
El poder de observar los sonidos
Una de las metas más importantes para Björk con Biophilia, tenía que ver con convertir la experiencia musical en algo multisensorial. Para eso trabajó junto a diversos científicos y artesanos, como Henry Dagg, un escultor de metales que inventó el Sharpsichord, luego de un trabajo de cinco años. Este es un instrumento que pesa más de dos toneladas, funciona con energía solar y se programa encajando clavijas en un cilindro de acero con más de 11.500 agujeros. El instrumento se puede oír en 'Sacrifice'.

Otro ejemplo de aquella experiencia se vio con el uso de la Bobina de Tesla como instrumento musical para 'Thunderbolt', tema inspirado en el poder de los relámpagos. El crujido del dispositivo proporciona la base rítmica de la canción y se puede ver cómo los rayos son parte de la melodía. Por otra parte, en 'Solstice', una canción inspirada en la rotación de la Tierra sobre su propio eje respecto al sol, la islandesa trabajó junto a Andy Cavatorta del MIT, creando un arpa - péndulo (en la foto de abajo), con el que efectivamente era posible observar el sonido de la gravedad.
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